¿Alguna vez has escuchado hablar sobre la granja escolar? ¿Conocías alguna información
sobre esta metodología? Prepárate para descubrir un espacio pedagógico interactivo que
transforma la manera en que los estudiantes aprenden.

La FAO habla de la granja escolar como un lugar donde se cultivan hortalizas, granos
básicos, frutas, plantas medicinales, hierbas comestibles, ornamentales y donde también se
crían animales de corral, todo, dentro de los centros educativos. ¡Imagina un salón al aire
libre donde los jóvenes se convierten en verdaderos protagonistas de su educación!

En la granja escolar, se orienta a los estudiantes a desarrollar competencias, destrezas y
valores desde el aprendizaje significativo. Aquí se fortalecen el pensamiento científico y
productivo bajo principios de ética medioambiental, amor por el campo y protección de la
flora y la fauna.

Es un recurso invaluable para los docentes, ya que convierte a los estudiantes en
participantes activos del proceso de enseñanza, cultivando en ellos, tanto conocimientos
sobre el entorno y conciencia ambiental, como principios y valores de trabajo en equipo,
amor y respeto a la naturaleza, conciencia sobre nuestra función en la sostenibilidad y el
impacto de nuestras acciones, y el entender que todo en la vida es un proceso y nada
sucede de la noche a la mañana.

En una granja escolar, los jóvenes descubren cómo todo está conectado: las plantas, el
suelo, el clima… cada elemento interactúa para formar un equilibrio perfecto. Este método
no sólo enseña sobre un cultivo saludable, sino también sobre la importancia de cuidar el
medio ambiente.

La magia está en la práctica. Los estudiantes no solo escuchan sobre sostenibilidad, viven,
la siembra, la cuidan y la cosechan, desarrollando habilidades colaborativas y dialogando
con quienes los rodean. Así, el proceso de aprendizaje se vuelve más horizontal,
participativo y, sobre todo, didáctico y divertido. ¡Nada mejor que aprender con las manos
en la tierra!